Crónica formativa/reflexiva
En esta ocasión, les comparto un pequeño ensayo realizado para la materia de Educación Comparada en torno a los conceptos de Educación Social y Educador Social.
¿Qué saben ustedes de este campo?
¿Qué entienden por Educación Social? ¿A qué les remite?
En busca del
Educador Social
Qué estamos buscando
Hablar de Educación Social presenta retos de importancia
para aquel que pretende comprender los alcances del término, la profesión y el
individuo en particular.
El
término ha estado presente en textos desde mediados del siglo pasado, sin
embargo, la profesión propiamente dicha es relativamente reciente en cuanto a
su aplicación, legitimación y diferenciación de otras ramas. Es por esto que el
buscador del Educador social ha de empezar por distinguir primeramente qué es
aquello que busca, qué lo define, qué lo diferencia de otros.
Podemos
analizar el término y definirlo como una rama práctica de la pedagogía social,
aquella que lleva a la práctica lo estipulado en la teoría. También, podemos
tomar la postura de aquellos que lo ven como la forma pedagógica del trabajo
social.
Sin
embargo, un análisis más profundo nos lleva más allá y nos muestra que la
Educación social excede los límites de la pedagogía, pues no se centra en ‘qué
aprendemos’, ‘cómo aprendemos’, ‘cuándo aprendemos’, sino que considera como
punto focal al ‘quién aprende’, ‘en qué contexto aprende’, ‘bajo qué
condiciones aprende’, entre muchos otros factores de los que surge el apelativo
social.
De
manera inversa, consideraríamos que excede el ámbito de acción del trabajo
social al tomar en cuenta los factores educativos que darán solución a las
problemáticas de el o los individuos sujetos de intervención. Es mediante
herramientas educativas que el Educador social ha de llevar a cabo las acciones
que le competan, según el contexto en que se desarrolle.
Dentro
del mismo título que le confiere el aspecto social, hemos de ver a nuestro
profesionista involucrado en medios muy diversos, donde posiblemente la única
característica en común es que existe uno o más sujetos con una necesidad o
problemática, independientemente de si el desarrollo de ese sujeto se da en una
institución o grupo particular, en el medio social en que se desenvuelve o en
su cotidianeidad específica.
Vemos
pues que nuestra búsqueda nos lleva a escrutar un medio amplio, donde el
Educador social podrá verse camuflado, pues cuenta con características
naturales de otras especies que vuelven su identificación trabajosa para el ojo
inexperto que lo encasilla en su forma inicial de Educador, sin considerar sus
implicaciones sociales.
Dónde hemos de buscar
Como observamos anteriormente, el Educador social puede
perderse en los mares de la profesión si no exploramos con cautela. Tratemos
pues de ampliar los parámetros de búsqueda para facilitar su identificación.
He
dicho ya que la característica en común de los lugares donde podemos
encontrarle es que cuenta con individuos con alguna problemática. Podemos ahora
procurar catalogar las problemáticas para identificar así los medios en que se
desenvuelve nuestro Educador.
En
primer término, procuraremos hablar del ámbito educativo formal, que es donde
concebimos al término Educación. Sí, podemos observar al educador social dentro
de las instituciones de educación formal, en las escuelas de educación básica,
en las escuelas técnicas, en las universidades. Lo encontraremos observando,
recopilando datos, analizando, obteniendo información de las características de
la población para comprender el contexto de los individuos y diseñando con base
en esa información el mejor curso de acción para ayudar a esos individuos a
integrarse en la totalidad de la comunidad y mejorar su experiencia formativa.
Vemos
pues que nuestro profesionista es un ser analítico y reflexivo, que requiere de
la comprensión, el intelecto y el conocimiento para realizar su labor. Mientras
más conozca el medio en que los sujetos de intervención se desenvuelven, mejor
será su acercamiento y las herramientas y estrategias que diseñe.
No
obstante, también hemos de buscar en el ámbito informal, con toda su
complejidad y posibilidades. El Educador social se involucra con aquellos que
más lo necesitan, con los que se encuentran marginados, en la periferia. Así,
lo encontraremos involucrado con ONGs, instituciones de educación no formal,
programas e iniciativas rurales, independientes, gubernamentales y privadas. Lo
veremos inmerso en programas de alfabetización, de resolución de problemáticas
de desarrollo comunitario y un largo etcétera. En fin, todo aquello que pueda
transformar la realidad de uno o más individuos mediante la implementación de
estrategias formativas y educativas es el medio ambiente natural del Educador
social que buscamos.
Así,
comprendemos que el Educador social es un ser ‘humano’ en la más amplia
extensión de la palabra. Se preocupa e involucra con aquellos que lo requieren.
Puede y debe también comprender la distancia pertinente a la cual involucrarse
para mantener la mente fría y el corazón intacto. Depende de la empatía, pero
no se permite ser absorbido por ella, pues comprende que su estabilidad
profesional depende de ello.
También
debemos buscar en los programas de educación continua, en las universidades e
instituciones educativas, en las bibliotecas y en todo aquel espacio que le
procure medios para su crecimiento y perfeccionamiento profesional. Si algo o
alguien le ofrece renovación, ahí buscará su asentamiento temporal, pues
requiere mantenerse actualizado y en constante crecimiento, para acrecentar
también sus capacidades, competencias, herramientas y estrategias.
Es un
ser en constante cambio y de amplia adaptabilidad. Es también un ser de
interrelaciones y transversalidades, pues trabaja mano a mano con muchos otros
profesionistas de muchas otras áreas. Son ellos quienes le permiten, por una
especie de simbiosis, adaptarse a las circunstancias que le son presentadas.
Lo
veremos así involucrado con psicólogos y psicopedagogos, con economistas y
sociólogos, con antropólogos e historiadores, con docentes, políticos, abogados
y emprendedores. Lo veremos involucrado con instituciones públicas y privadas,
con empresas alejadas del ámbito educativo, con iniciativas locales, regionales
e internacionales. En resumidas cuentas, todo aquel individuo que le ofrezca
medios, herramientas, soluciones y fines.
Cómo estamos buscando
Llegamos así, a la última etapa de nuestra búsqueda.
Ya conocemos qué y dónde hemos de buscar. Cabe ahora preguntarnos cómo estamos
buscando.
Nuestra sociedad requiere más y mejores educadores sociales, no obstante
el desconocimiento de su existencia. Necesitamos seres humanos integrales que
reconozcan, comprendan y actúen sobre las múltiples problemáticas que a todos
nos atañen.
Debemos pues crear espacios para que esta poco reconocida especie
prolifere, crezca y sea reconocida y valorada en su labor. Debemos procurarles
los medios que requieren para su desenvolvimiento, ofrecerles el reconocimiento
social, educativo y humano que necesitan para su crecimiento, brindarles los
medios físicos, humanos, sociales y legales para su formación y
perfeccionamiento.
Comencemos a replantearnos la búsqueda por reconocer nuestra propia
necesidad de ellos, admitir su valor y el papel que han jugado desde tiempos
inmemoriales en la construcción del género humano como lo conocemos hoy.
Antes, no contaban con la clasificación que hoy hemos desarrollado. Hoy,
no cuentan con el reconocimiento y comprensión merecidos por su labor.
Encontraremos que este polifacético ser que llamamos Educador social
forma parte de los cimientos, del pasado, el presente y el futuro de nuestra
sociedad. Más en el último, pues es quizás la verdad más hermosa del Educador
social la que nos señala que su fin
último es no ser necesario.
Muy interesante trabajo, me dejo sin palabras el último párrafo, me encanta que reconozcas la necesidad de reconocimiento de esta labor! Nos seguimos leyendo...
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios, Mónica. Es un placer poder compartir mi trabajo de esta manera.
ResponderEliminarSí, es una de las profesiones menos conocidas, reconocidas y valoradas de nuestros tiempos.
Adelante, pues. Un abrazo.